sábado, 29 de septiembre de 2012

Un pedacito de basura espacial

No sé si se ha notado, pero no tengo mucha paciencia ni disciplina para escribir un blog de forma rutinaria. Es cierto, me cansó muy fácilmente de la mayoría de actividades que empiezo, me irrito cuando releo mis escritos y el mundo del blog me parece vasto y lúgubre, con tanta información flotando por ahí como si fuese basura espacial.  Pero han llegado las lluvias y el frío y ya era hora de cerrar la temporada de verano -solo hace ocho días que empezó el otoño así que no estoy diciendo ninguna locura- hablando de las series que he seguido durante las vacaciones.
Y sí, a falta de amigos entendidos en este área del entretenimiento con los que poder compartir opiniones, he optado por lanzar al vacío de internet este humilde análisis de lo que ha dado de sí este verano que tan abruptamente ha finalizado.

Breaking Bad concluyó la primera parte de su última temporada de una manera magistral, digna del aplauso de todos sus seguidores. Me encantan cada uno de los personajes, no hay ni un solo capítulo que me haya decepcionado y, por encima de todo, adoro a Walter White. Ese mediocre profesor de Química que, debido a un cáncer de pulmón incurable, comenzó en el negocio de las drogas con una excusa muy noble -dejar dinero a su pobre familia a su muerte-, y cuya ambición y anhelo de poder le han acabado convirtiendo en el rey del narcotráfico y, de paso, en un gran villano. Su evolución psicológica es de destacar y aunque nunca superará a mi personaje favorito- Tony Soprano, por supuesto-, se ha ganado un lugar en mi corazón. Rezaría para que no fastidiasen el final de la serie, pero vista la calidad durante sus cinco temporadas dudo mucho que nos defrauden.

Por otro lado, finalicé la quinta temporada de True Blood, una serie que si sigo viendo en años posteriores será más por compromiso que otra cosa. No sé si decir que en cada temporada esta serie nos sorprende más con sus nuevos giros inesperados o que a los guionistas se les está yendo la mano con eso de “impresionar” a la audiencia, tanto que ya no sorprenden, aburren.
Demasiadas historias paralelas, demasiado sexo, demasiados personajes que ya no tienen nada que hacer en la trama, demasiada trama que no conduce a nada... Lo único que me resultó interesante fue el trasfondo político y religioso que adquirió esta temporada. El resto puro entretenimiento. El final promete unos nuevos episodios llenos de acción y luchas interiores -Sookie es a True Blood lo que Bella era a Crepúsculo, solo que una debía decidirse entre el amor de un vampiro y el de un hombre lobo, y la otra elegir entre el alto de Alexander Skarsgård o el bajito de Stephen Moyer- pero esto no Breaking Bad y no tengo mucha confianza, ni en sus guionistas ni en Alan Bell.



La madrastra de Blancanieves, a modo de venganza, se ha metido en política en nuestro mundo y ahora es la alcaldesa de un pueblo, Storybrook.  Y por si fuera poco ha transportado a todos los personajes de los cuentos con ella y les ha encerrado en ese pueblo con un hechizo, borrándoles la memoria para que simplemente se conformen con sus vidas alejadas totalmente de los "finales felices" de sus historias. Este es el desalentador panorama con el que comienza Once upon a time. Sin embargo, toda fatalidad se puede arreglar con una salvadora y en este caso contamos con Emma -Jennifer Morrison-, quien es llevada al pueblo por un hijo al que dio en adopción al nacer con el objetivo de derrocar a la reina y alcaldesa y devolver a los personajes a sus cuentos para que "sean felices y coman perdices".
Resulta un poco deprimente para nosotros, los seres humanos que vivimos a este lado del espejo, que el peor castigo que se le ocurra a una bruja cabreada sea condenar a Cenicienta, Pinocho, Blancanieves o Caperucita Roja a vivir en nuestro mundo, un mundo sin magia y encima con paro y subidas del IVA, pero al margen de ese detalle desmoralizador, la serie es agradable -ojo, no digo buena ni brillante, digo agradable... quizás hasta entrañable- y la segunda temporada promete muchísimo. Eso sí, los guionistas son los que trabajaron en Lost, así que no nos hagamos demasiadas ilusiones respecto al final.


Pasamos a las comedias:
Si me acabé interesando por la comedia fue porque deseaba comprobar cómo estaba el panorama sin contar con las archiconocidas The Big Bang Theory o Cómo conocí a vuestra madre. Y gracias a mi curiosidad descubrí que sí, que había vida más allá de nuestro planeta, vida que encima gana Emmys y todo. 


Community  cuenta la historia de un grupo de estudio formado por siete estudiantes en la universidad comunitaria Greendale. Están liderados por  el guapo y carismático Jeff Winger, abogado con un título falso que fue expulsado de su bufete y ahora tiene que sacarse la carrera de una manera honrada. Aparte de la variedad de personajes estrafalarios que forman el grupo de estudio también encontramos a grandes secundarios, como el profesor/estudiante/guarda de seguridad Chang, el polifacético Decano o el grandísimo y a la vez incomprendido Patillas de Estrella.
Ay, Community. Cuántos disgustos das para ser tan brillante en algunos momentos y también tan breve (¿tres temporadas? Eso hoy en día es una miniserie). Su creador y guionista, Dan Harmon, fue despedido de la serie después de un conflicto con uno de los actores - sí, echaron al creador en vez de al actor. Así está el mundo hoy en día- por lo que no  puedo asegurar la misma calidad para la siguiente y última temporada que empezará en octubre.

No sé muy bien dónde encajar El séquito, ya que es una comedia, pero no con el formato de sit-com. Narra la vida del actor de cine, Vincent Chase y la de sus amigos de la infancia, su séquito, que le han acompañado a Hollywood. Creo que entra dentro del género de la comedia porque no hay drama -sin contar a Johnny "Drama", el hermano de Vincent... la referencia estaba a huevo, qué le voy a hacer-, o por lo menos escenas que sean mínimamente serias. Y es que a Vincent Chase le sonrie la suerte y aunque se le cierre una puerta él ya tiene un arco del triunfo por donde pasar.
Es una serie principalmente dirigida al público masculino y eso se sabe no solo porque todos los protagonistas sean hombres sino también por la cantidad de tías buenas que aparecen -aun no ha salido ni una fea e inteligente-, por las conversaciones y las situaciones. Fiestas, sexo y una vida de lujo con el trasfondo del actual mundillo del cine es lo que nos ofrece esta serie. Y que conste que yo, como mujer, la disfruté.

Por último, mi descubrimiento del año en lo que a comedias se refiere fue 30Rock.

Sin embargo, aun me quedan unos capitulos para finalizar su sexta temporada y prefiero hacer un análisis detallado en el futuro -no es una promesa, evidentemente, a lo mejor asesino al blog en uno de mis cambios de humor- de esta maravillosa comedia de la maravillosa Tina Fey. Esta señora debería ser el modelo de todas las mujeres en el mundo, en serio.

Once upon a time, Community y 30rock regresan en octubre por lo que a lo mejor dentro de... seis meses o dos años mas o menos, y si el blog sigue vivito y coleando, hago una breve reseña de sus nuevas y últimas temporadas - en el caso de Community y 30rock-. Aunque si me da por seguir mandando basura al espacio entonces será antes.