jueves, 10 de marzo de 2011

Himno a la noche


Allá queda el mundo
con sus abigarrados goces.
En otros espacios
la luz alzó
sus aéreos pabellones.
¿Ya no volverás jamás
a sus fieles hijos,
a sus jardines,
a su casa familiar?
Pero, ¿qué es lo que mana
tan fresco y placentero,
tal lleno de presentimientos,
bajo el corazón,
y disipa
la blanda brisa de la tristeza?
¿Tienes tú también
un corazón humano,
oscura noche?

NOVALIS (Himnos a la noche)

viernes, 7 de enero de 2011

I wanna do bad things with you


True Blood es... bueno... es una serie bastante interesante.
En un principio piensas que justo cuando el tema de los vampiros parecía haber llegado a su fin va un loco (porque Alan Bell es un genio trastornado, solo hay que echarle un vistazo a su obra magna, Six under feet, para darse cuenta de ello) y saca una serie, otra vez, sobre vampiros. Vampiros que sustituyen la sangre humana por la artificial "made in Japan", vampiros que intentan integrarse en la sociedad, vampiros que se enamoran de humanos...
Después llega la segunda impresión tras numerosas escenas de sexo (abundantes escenas de sexo... demasiadas escenas de sexo): "esto es como Crepúsculo solo que en versión porno". Por supuesto esto es un error, ya que la serie está basada en una saga de novelas publicada en 2001 y fue cuatro años después cuando surgió el fenómeno de Crepúsculo.
Así que digamos que Crepúsculo es como la versión mojigata y puritana de True Blood.
Y si la historia de Stephenie Meyer perturbó a miles de niñas que quisieron, por un instante, tener una relación con un vampiro snob es lógico que, añadiéndole sexo a cascoporro, triunfaría por todo lo alto.
Así es como funciona el mundo.
La serie no está mal, hay personajes interesantes y otros repetitivos (el personaje de Anna Paquin, Sookie, no me convence del todo y su novio vampiro menos aun), al igual que encontramos situaciones dignas y otras para pasar por alto.
Por poner ejemplos, en la segunda temporada interviene la Iglesia del Sol que me intrigó hasta cierto punto. Pero pronto me cansé de esa historia junto con Steve y Sarah (esta última me sacaba la piedra cada vez que aparecía en escena). Y , sobre todo, destrozaron al personaje de Jason Stackhouse convirtiéndole en cristiano.
Sin embargo, también hay momentos para destacar: el juicio de los vampiros, la conversión de Jessica y la libertad que adquiere frente a la represión que sufrió en su vida como humana, la ménade Maryann sacando el lado mas salvaje de los habitantes de Bon Temps o los debates políticos sobre los derechos de los vampiros (que me resultó ligeramente familiar debido al grado de homofobia en España).
En resumen, True Blood posee tanto sus cosas buenas como sus cosas malas. Tiene recursos para enganchar (mas aun si apasionan los temas vampíricos) y no obstante, en cuanto la ironía empieza a desaparecer y los diálogos decaen y se vuelven anodinos no puedo evitar preguntarme porqué la estoy viendo, si aun me quedan episodios de Mad Men por ver.
Será vicio.